Amapola en Cantein
Palmeras, palmeras y más palmeras. Era todo lo que veía la pequeña Amapola desde el jardín de su casa en Cantein. Sonaba el primer acto de La Traviata mientras que Doña Amparo , que era como se hacía llamar la madre de amapola, plantaba unos lirios en una jardinera y Rodolfo, el marido de Doña Amparo, leía su periódico. A pesar de no ser su padre, Rodolfo siempre le había mostrado un gran cariño a Amapola, tal vez por el ascenso social que le había conllevado su matrimonio con la viuda de Mollín, una de las familias más elitistas de la República, o simplemente porque le manaba del corazón. A Rodolfo que tenía una gran educación a pesar de su procedencia, se le consideraba entre la jet-set un mantenido y un osado de permitirse semejante lujo. Desde que el padre de Amapola murió, Doña Amparo se había hecho cargo del control de todas las rentas familiares que se desplegaban por toda Latinoamérica y alguna que otra propiedad en España.
- ¡Estos lirios nunca crecerán aquí!- Exclamó Doña Amparo. Llamó a Rita, la ama de llaves, con sus ojos. A Doña Amparo solo le bastaba esa aterradora mirada para partir el continentes en dos si lo deseaba, y Rita, muy sumisa como siempre se encargó de recoger los utensilios de jardinería . Doña Amparo se sentó en la mesa junto a su marido y se sirvió un vaso de limonada. Actos seguido llamó a Amapola, esta vez emitiendo un leve "cariño". La niña que estaba observando la fiesta cromática que se estaba celebrando es su jardín entre la fachada de su villa, el azul del cielo y las aves exóticas que se desplazaban entre las palmeras, se acercó a su madre y sus labios se fusionaron con su mejilla, que más que un emotivo beso nacido del cariño parecía "un saber estar". Desde bien joven, Amapola había sido educada estrictamente por su madre. A menudo le hacía tomar un viejo libro sobre modales titulado "La Buena Educación" y constantemente recibía clases de francés, inglés e italiano. La pequeña niña era una princesa en un gran República.
La preciosa escena familia se vio interrumpida por la voz de Rita.
-Señora, la reclaman al teléfono. Es su hermano.
-Permiso- dijo levantándose de la mesa.
Tras un largo silencio, Rodolfo le dijo a Amapola:
-¿Sabes? Tu tío, Amapola, es un hombre muy importante en este país. Desde el gobierno hace mucho por todos y en especial por nosotros, y en estos momentos más que nunca. Tras la guerra de Europa, los soviéticos y los americanos están intentando expandirse sobre el resto de países. Tu tío hace mucho para que nunca desgracia ocurra aquí y poder seguir siendo independientes pues tras haber pasado tanto tiempo en manos españolas ahora podemos saborear el ser libres, y eso es un derecho que nadie, Amapola, nadie nos debe sustraer- En las palabras de Rodolfo se sentía ese rencor criollo por la opresión, que a los Mollín tan poco les gustaba ya que eran de procedencia hispana y que le habían costado a Rodolfo más de una discusión con Doña Amparo.
Doña Amparo colgó el teléfono y salió al jardín.
-Rodolfo, tenemos que hablar- le dijo con una voz que de un momento a otro parecía que iba a quebrarse.
- Con permiso.
Los dos se dirigieron hacía el despacho donde estuvieron durante un largo tiempo. Después salió Doña Amparo buscando a Amapola mientras que Rodolfo hablaba por teléfono.
-Amapola, cariño. Venga, siéntese.-La voz de Doña Amparo y sus gestos predecían algo siniestro.-Amapola, como ya sabrás, nos encontramos en un periodo de gran tensión diplomática- Amapola la miró con cara extrañada, qué era eso de tensión diplomática, en su corta edad solo conocía esas palabras por ese viejo libre de modales, y aún no había llegado a entenderlas-, los soviéticos van a intentar establecerse aquí, y aunque sabemos que no lo lograrán debemos ser cautos, y es por ello que esta misma tarde Rita, tú y yo cogeremos un vuelo a España. Recién hablé con tu tío Regino y nos prestará durante una temporada su casa de Madrid. No hace falta que hagas maletas ya que es algo provisional. En cuanto terminemos de comer vas a tu habitación y ayudas a recoger el cuarto a Rita. Luego Aquiles nos va a llevar al aeropuerto, ¿entendiste?
- Si mamá- En su voz se podía apreciar una cierta confusión. ¿Qué iba a pasar?¿Supondría un cambio en su vida? Amapola apenas había escuchado de España nada excepto por algunos comentarios que se hacían en la mesa y los de Rodolfo, que a veces la aterraban. ¿Le supondría mucho esfuerzo abandonar la vida perfecta en Cantein por algo completamente desconocido?
Ahora que he vuelto me gustaría dedicar posts a gente, estilos, series etc que me gusten. :P
xoxo
